¿En qué consiste?
En líneas generales, ante una rotura de manguito, nos planteamos el tratamiento artroscópico en las siguientes circunstancias: fracaso del tratamiento conservador, roturas agudas de origen traumático, roturas que asocian una pérdida de función brusca.
Consiste en realizar una reparación de los tendones rotos asociando habitualmente una serie de gestos que buscan sobre todo estos tres objetivos por orden de importancia:
- Mejoría del dolor: sin duda es el objetivo primordial, se suele conseguir.
- Mejoría de la movilidad: si la cicatrización de los tendones es buena se suele acompañar de una mejor movilidad respecto a la preoperatoria, si esta estaba limitada.
- Mejoría de la fuerza: este objetivo puede no llegar a cumplirse sobretodo en caso de roturas degenerativas sobre tendones con mal función previa.
¿Cómo es la intervención?
Esta intervención se realiza bajo anestesia general que además asocia una técnica de bloqueo nervioso periférico eco-guiado del miembro a operar, este bloqueo facilita la intervención y elimina en gran medida el dolor en el postoperatorio inmediato.
Tal y como hemos explicado previamente la artroscopia, a través de pequeños portales, nos permite visualizar todas las estructuras internas del hombro y reparar aquellas que están lesionadas. En el caso del manguito, los tendones al romperse (figura 1) se sueltan de su inserción natural en el húmero e incluso pueden encogerse, la cirugía permite mediante el uso de implantes, que no dejan de ser una especie de arpones de menos de 3mm de diámetro anclados al hueso y de los que salen unos hilos de sutura, volver a sujetar el tendón al hueso para permitir que cicatrice en su lugar de origen (figura 2). Además de suturar el tendón a veces se realizan otros gestos asociados encaminados a paliar el dolor como son la limpieza de la bursitis, la liberación de la porción larga del bíceps si presenta lesiones y, en caso de existir un conflicto de espacio entre los tendones y el hueso, limar ligeramente el hueso bajo el que pasan los tendones llamado acromion para que los tendones no estén tan atrapados.
En determinados casos, sobretodo en las roturas de años de evolución, los tendones no tienen posibilidades de reparación ya que se han retraído y el músculo del que dependen se ha atrofiado, incluso en estos pacientes la cirugía les puede suponer un alivio ya que la limpieza de esa rotura y el resto de los gestos que podemos hacer en ese hombro suelen tener un efecto positivo en cuanto a disminución de dolor.
La intervención dura aproximadamente 90 minutos y el paciente permanece ingresado 24 horas.
¿Cómo es la recuperación?
Una recuperación bien hecha puede suponer el 50% de los resultados de la cirugía, es fundamental mantener el hombro inmovilizado las primeras semanas (4-6 semanas) para que los tendones suturados cicatricen correctamente, esto se puede conseguir con una cabestrillo pero no significa que haya que tener el miembro completamente inmóvil, de hecho desde el alta se indica la realización de movimientos de la mano y el codo para que los músculos no se atrofien y las articulaciones no hagan rigideces, el cabestrillo se retirará varias veces al día para hacer movimientos pero sin mover el hombro.
La recuperación no es un proceso rápido, pero poco a poco las molestias van disminuyendo y la movilidad mejorando. La tónica habitual es que, tras unos dos o tres meses de recuperación, los pacientes noten mejoría importante del dolor y de la función de ese hombro, primero se recupera la movilidad y posteriormente la fuerza.
¿Se necesita rehabilitación?
La rehabilitación juega un papel primordial en la recuperación de la inmensa mayoría de estas cirugías, su inicio coincide con la retirada definitiva del cabestrillo y para coordinar su inicio remitimos a los pacientes a la consulta del rehabilitador en las primeras semanas tras la cirugía, el rehabilitador evalúa al paciente y el procedimiento que se le ha realizado y programa el inicio y el tipo de terapia que se le va a realizar.